AYER

Ayer me di cuenta de la necesidad que tiene el ser humano de escuchar frases optimistas, palabras alentadoras, que te digan simplemente lo que se quiere escuchar aunque no sea verdad y se sepa. Todos necesitamos de una sonrisa, un gesto amable, un abrazo, un beso... Ayer fui al hospital (nada importante) y mientras esperaba mi turno sentada en la sala de espera, me llamó la atención una mujer de unos 73 años (creo recordar que dijo que esa era su edad), era muy optimista o al menos eso parecía, toda ella transmitía fuerza . Hablaba con otras personas que había a su lado sobre la vida y la muerte, solo hablaba ella, las otras dos mujeres eran jóvenes y escuchaban a la mujer atentamente, al igual que yo. Una de las mujeres jóvenes creo que tenia cáncer (me dio esa impresión). La mujer mayor decía que la vida era siempre igual, hay momentos buenos, satisfactorios, alegres e inolvidables, pero hay sufrimiento en abundancia, problemas cada día y cuanto más mayor te haces más aumentan las responsabilidades ( la vida cansa). La educación, la religión, el poder del Estado menguan esa libertad con la que nacemos. Solo se descansa cuando se muere, y confiemos en que sea verdad que nos espera un lugar mejor, para disfrutar y ser libres completamente y de verdad. Esta mujer había tenido cáncer de colón hacía tres años pero la operaron y por lo pronto estaba curada. Decía que a veces una se siente pesimista, se cree que a veces ya no vale para nada, pero esas palabras alentadoras, gestos amables y de ánimo le ayudan a vivir. Cree que su muerte esta cerca y cuando se lo comenta al médico este le quita la idea de la cabeza porque según ella es una persona que solo con mirarte hace que tengas ganas de vivir. Decía que el mejor momento del día es cuando se duerme, te olvidas de todos los problemas cotidianos, con suerte sueñas cosas bonitas que deseas que sucedan. Pero aún así, vivir es lo más bonito que te puede pasar hay que saber vivir y disfrutar del momento y valorar las pequeñas cosas que tiene eso de vivir. Siempre un buen recuerdo borra todo aquello malo que ocurrió (pesa más).