Hace semanas e incluso meses me volvía loca pensando que jamás iba a volver a abrazarle, enterré a mi puto príncipe el tiempo y la distancia me ayudaron, decidí volver a pensar en el pasado e hice del invierno mi única estación, hasta que a pesar de mi resistencia a dejar entrar la primavera está hizo florecer mil y una flor que acabaron con el invierno de mi interior.
En el pasado fui incapaz de odiarlo, de borrarlo de mi mente no pude seguir inventando rabia y odio en mi interior, y por encima de todo quise que él volviera sin yo mover un dedo.
De tanto pensarlo e imaginarlo se ha cumplido, anoche me llamó, pero a diferencia de otras veces las mariposas amarillas de mi estomago no despertaron. No pude mostrarle mi rabia porque esa rabia no existe.
Hoy desearía que su llamada hubiera sido un sueño, una alucinación de las mías, una confusión entre sueño y realidad... ahora que estaba olvidando, que me había convertido en pez e iba a mi aire, ahora que había abierto la ventana de par en par para dejar entrar la naturaleza, él y su sombra vuelven sin explicación.
No quiero verme de nuevo con él, pero él es mi único vicio, es la droga que me vuelve loca y cada vez que recaigo me arrepiento, y cada vez que me falta me muero.
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