Inevitable sentirse atrapado, atado, prisionero de algo, ya sean situaciones, ya sean unas simples cadenas imaginarias que el miedo alimenta hasta el extremo de no poder respirar y de sentir la asfixia recorrer tu garganta.
Ese momento en el que tus pensamientos quedan bloqueados, tu aliento frió, tus manos calientes y el corazón helado, en ese exacto momento sabes que los barrotes de la cárcel imaginaria no se abrirán.
El querer y no poder escapar es sólo culpa del miedo, de los pensamientos de bloqueo, de tu ardiente alrededor que te quema, te juzga, te mata sin tu darte cuenta. Manos amigas se extienden hacia a ti, una vez las tocas te abrasas, pocas de ellas son sinceras, pocas quieren que escapes.
El miedo otra vez susurra dentro de mi cabeza, mi alrededor me mantiene atada. Necesito planear minuciosamente mi fuga.
"No hay peor obstáculo que no saber saltar a tiempo".